Los repobladores verdaderos de 1848

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En 1836, el territorio de Texas logró su independencia de México al ganar la batalla de San Jacinto en ese pueblo cercano a lo que hoy en día es Houston, Texas. El general mexicano que perdió esa batalla, la guerra y la provincia fue Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón. Lo capturaron en San Jacinto, capituló y firmó el Tratado de Velasco con la nueva e independiente República de Texas, en el que se establecía el río Bravo como la frontera sur de Texas y la frontera norte de México. Tan pronto como lo liberaron, Santa Anna desconoció el pacto. México trató de bloquear los puertos de la nueva república, pero el plan fracasó y los texanos capturaron y hundieron muchos de los barcos de la armada mexicana. El conflicto fue lento y duró años, pero México no consiguió recuperar la antigua provincia. El 29 de diciembre de 1845, la República de Texas se unió a Estados Unidos como el vigésimo octavo estado de la Unión.

El 26 de abril de 1846, elementos de la caballería mexicana atacaron una fuerza militar de Estados Unidos que había tomado una posición justo al norte del río Bravo, el mismo que el tratado de Santa Anna había definido como el límite sur de Texas. Estados Unidos tomó represalias y declaró la guerra a México el 13 de mayo de 1846.

La pérdida de la separatista provincia de Texas y la guerra con Estados Unidos no fueron los únicos problemas que México enfrentaba en ese momento. En enero de 1846, Yucatán (en ese tiempo, un área que comprendía lo que hoy es Campeche, Yucatán y Quintana Roo) declaró igualmente su independencia de México. A pesar de su nuevo estatus como nación independiente, los yucatecos estaban desesperados, “con el agua hasta el cuello”, ya que los mayas que vivían en la península se rebelaron en 1847 y fueron ganando terreno en la revuelta, un conflicto que se denominó la “Guerra de Castas”.

Los rebeldes mayas querían limpiar la península y deshacerse de todos aquellos que no eran mayas. En este punto, los rebeldes atacaban y despedazaban a todo aquel que no fuera maya, en su camino hacia el norte de la península, en dirección a la ciudad capital de Mérida. En enero de 1848, los rebeldes llegaron a Valladolid y rodearon la ciudad, provocando pánico. El 14 de marzo de 1848, la aterrorizada población abandonó la ciudad en un tumulto salvaje. Una columna de aproximadamente diez mil hombres, mujeres y niños, llevando solo lo que podían cargar en sus espaldas, dejaron a toda prisa Valladolid huyendo de las hordas mayas que fueron diezmando sus retaguardias. Un grupo de alrededor de seiscientos refugiados comenzó a ir hacia el norte, en dirección a la aldea costera de Dzilam, bajo la protección de una pequeña compañía de soldados yucatecos dirigidos por el capitán Sebastián Molas Virgilio, un sobrino del contrabandista Miguel Molas. Una vez que llegaron a Dzilam, ya no hubo otro lugar adonde ir, así que se agacharon juntos, hambrientos, desprotegidos, con sus espaldas hacia el mar. Los mayas estaban justo unas millas atrás, y los alcanzarían rápidamente. Todo parecía haberse perdido.

El 2 de febrero de 1848, Estados Unidos firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, poniendo fin a su guerra con México. Aunque la guerra había sido en contra de México, Estados Unidos había mantenido buenas relaciones con la separatista provincia de Yucatán y siguió teniendo una presencia consular en el nuevo país durante el conflicto. Así pues, cuando llegaron al cónsul norteamericano en Campeche las noticias de que Valladolid estaba siendo abandonada y muchos de los pobladores iban huyendo hacia Dzilam, mandó una serie de despachos al comodoro de la flota norteamericana, que ahora estaba ubicada en la Laguna de Términos. El cónsul John F. McGregor le contó al Comodoro Matthew Calbraith Perry sobre la situación de los refugiados. McGregor hizo hincapié en que se debía intentar rápidamente algún tipo de misión de rescate, o los civiles serían asesinados a machetazos por los mayas. El 22 de marzo de 1848, McGregor escribió al Comodoro Perry:

“Mi querido señor: si usted pudiera asignarme un barco de vapor, estaría haciendo un gran acto de caridad. Hay ahora miles de hombres, mujeres y niños en la playa, sufriendo y en la miseria. Yo no puedo ir; si tuviera el Falcon o un barco de vapor, podría aliviar, en buena parte, el sufrimiento de estos refugiados”.

El comodoro Perry respondió el día 28, enviando a Dzilam el USS Falcon, una goleta de guerra estadounidense, con órdenes de ayudar en la evacuación. El 2 de abril de 1848 el capitán del Falcon, John J. Glasson, escribió el siguiente mensaje al comodoro Perry, luego de haber finalizado su misión de rescate y estar de regreso en Campeche:

“De conformidad con sus órdenes del día 28, me dirigí a barlovento para socorrer a las personas de la crueldad de los indios a lo largo de la costa de Yucatán, como se señaló en las órdenes. El punto más cercano era Selam [Dzilam], aproximadamente 120 millas al este de Campeche, donde eché anclas. Procediendo hacia la costa, abordé una pequeña embarcación con la bandera inglesa que estaba en la bahía, llamada “True Blue”, James Smith, maestro, la llevaba a la isla de Cozumel atestada de personas, quienes, según la declaración del capitán, preferían la isla de Cozumel como refugio dado que allí había un asentamiento inglés*. Desembarqué en el pueblo de Selam [Dzilam] y encontré un número de personas ahí provenientes de Valladolid, que habían huido de la captura de los indios y estaban ansiosos de continuar conmigo camino a Campeche. Llevé a bordo a 121 personas. Muchos de los habitantes habían llegado y partido para Sisal con la esperanza de llegar a Campeche. Se dijo que los indios estaban a siete o nueve millas”. *Este asentamiento inglés fue una población de Beliceños, cortando palo de tinte cerca de Laguna Colombia para mandar a Inglaterra. Hay testimonio describiendo esta población en un reporte de la Armada Texana, cuando dos barcos de guerra Tejana llegaron a Cozumel en 1836 y tomaron posesión de la isla en la nombre de la Republica de Texas. Aparte de este asentamiento de ingleses, había al menos tres grandes ranchos en Cozumel antes de 1840. Dos de ellos (Rancho San Pedro y Rancho San Refugio) fue propiedad de Gario Galera de Mérida. Galera estaba mandando palo de tinte desde sus ranchos en Cozumel a Estado Unidos desde 1838 abordo la brigantina “Henry Leeds,” y él también fue socio con Miguel Molas y Coronel Martín Francisco Peraza en una hacienda produciendo algodón en Cozumel, establecido en 1838 y abandonado en 1847. Había mucha gente viviendo y trabajando en Cozumel antes que los “repobladores” llegaron.

El Congreso norteamericano luego reconoció el acto humanitario del Capitán Glasson, señalando que él: “dio protección, alimento y cobijo a aquellos que huían, en su miseria y desesperación, y aquellos que asistió de este modo eran una parte de la población de un país con el cual se estaba en guerra”. El Falcon llevó a los 121 refugiados que abordaron en Dzilam hasta Campeche, y algunas embarcaciones con bandera española (España permaneció neutral durante la intervención estadounidense en México) llevaron a otros a La Habana. Más de estos barcos españoles luego.

Varios periódicos norteamericanos contaron el éxodo de pánico a Dzilam, por ejemplo el Lafayette Courier del 12 de mayo de 1848. El artículo dice que: “algunos miles se habían refugiado en las islas de Cosmel, de Mageres, y de Contoy. La costa entre Boca de Cotnil y Sisal está llena de hombres, mujeres y niños del interior devastado del país, que van en camino a Sisal, para embarcarse hacia Campeche según se den oportunidades… Están hambrientos, miserables y en condiciones de desamparo… Las familias pudientes son reducidas a la pobreza y muchos no tienen nada más que lo que llevan en sus espaldas”. El Geneva Courier publica la misma historia el 13 de abril, y agrega: “se están tomando las medidas más urgentes para usar cada bongo y canoa para el alivio inmediato de las personas que se encuentran a lo largo de la costa, con el fin de embarcarlos sin demora, ya que la información más reciente decía que los indios estaban a siete o nueve leguas de distancia de la costa de Silan”.

Los norteamericanos no fueron los únicos involucrados en ayudando los refugiados. Los españoles de Cuba también estaban participando en la misión humanitaria. El 12 de Marzo de 1848, Comandante José Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo mando una expedición oficial a las islas Mujeres y Cozumel para verificar exactamente qué estaba pasando allá.

Comandante Primo de Rivera fue jefe de escuadra de la Real Armada Española y comandante general del apostadero de La Habana en 1845. En 1848, fue comandante general de Marina de las Antillas, estacionado en La Habana. En un documento escrito en su mano en La Habana el 14 de Abril de 1848 al Secretario de Estado y Despacho de Marina, Comandante Primo de Rivera comunica la comisión desempeñada por el Comandante de la goleta Cristina, en las islas Mujeres y Cozumel y se hacen reflexiones sobre el particular. Aparece, el mes anterior (Marzo de 1848), cuando la noticias de la llegada de refugiados que huyeron la Guerra de las Castas a Cozumel e Isla Mujeres llego a los oídos de las autoridades Cubanos, Comandante Topete fue ordenado a ir y platicar con los refugiados en estas dos islas.

Cuando la Cristina regreso a La Habana de su misión, Comandante Primo de Rivera anexo a su reporte de la expedición una copia del reporte original de Juan Bautista Topete y Carballo, comandante de la goleta Cristina, escrito el 10 de Abril de 1848 abordo la Cristina en la Bahía de La Habana justo a su regreso de Cozumel. Anexo también un padrón que hizo el Comandante Topete de los habitantes de Cozumel. Desafortunadamente, los Archivos Históricos Nacional del gobierno de España, que guardan los reportes del Comandante General Primo de Rivera y Comandante Topete, han comunicado conmigo que no pueden localizar el padrón que hizo el Comandante Topete de los refugiados en la isla. Esto no quiere decir que ya no existe, solo que no es archivado donde debe ser guardado. Ojala, en el futuro, pueden localizarlo.

Que sigue es:

1. Mi transcripción del reporte del Comandante General Primo de Rivera

2. Mi transcripción de la copia manuscrito del reporte del Comandante Topete

3. Mis observaciones sobre estos dos reportes y algunas citaciones de periódicos de 1848 sobre el asunto

1848 report on Cozumel by Topete

Ariba: El reporte original, de los Archivos Nacional del gobierno de España.

1. Transcripción del reporte del Comandante General Primo de Rivera:

“Le participa la comisión acompañada por el comandante de la goleta Cristina en las islas de Mageres y Cozumel, y le hacen reflexiones sobre el particular.

La goleta de guerra Cristina que salió de este puerto el 12 de Marzo último con objeto de practicar un reconocimiento en las isla de Cosumel, Mugeres, Contoy, y demás inmediatas a Cabo Catoche, según participé a V. E. en carta número 730 en la ultimo correspondencia, llego de regreso a esta capital el 9 el constante mes [Abril]; y por la presenta copia que lo en el oficio que paso a mis manos el comandante del referido buque comandante de navío D. Juan Bautista Topete, le impondrá V. E. de que la primera de las citadas islas habitada ya por cuatrocientos emigrados de Yucatán reclaman la protección del gobierno de V. M. manifestando que a no concederencerles se pondrán bajo la dependencia a los Estados Unidos de A., pues que no aceptan los ofrecimientos que se les hacen desde Belice se acojan al pabellón Británico. La situación tan ventajosa referidas islas entre las costas de Yucatán que pueden pertenecer muy en breve a la gran confederación americana, y esta isla de Cuba principal objeto de ambición de aquella república, de quien tengo manifestado a V. E. repetidas veces y se corrobora con cada vez más por el espíritu de la prensa de aquel país y por la opinión publica manifestada de un modo explícito y terminante, me parece suficiente causa para que yo llame sobre este interesante punto la atención del gobierno de S. M. contrayéndome el derecho que podemos tomase la posesión de aquellas islas diré a V. E. que al artículo 1ro tratado de paz y amistad celebrado con la República Mexicana en el año de 1836 parece explican escientemente no le fueron cedidas dichas islas, porque la palabra posesión de que se usa en el citado artículo para detallan los terrenos anecsos e islas adyacentes comprendidas en la expresiones de territorio, cuya independencia se reconoció entonces, de refiere en mi concepto a los puntos habitados, y estas islas ni lo estuvieron antes ni después de la celebración del tratado.

Sin embargo de este parecer pudiendo ser diversos los conceptos que se apliquen a la palabra posesión, según yo mismo he tenido ocasión de ver en las opiniones que he oíd emitir a personas de que me merecen un respetable crédito, creo que solo el gobierno de S. M. podrá resolver estas dudas que versan sobre asuntos de derechos internacional.

Atendiendo ahora a la convivencia y a la seguridad de esta isla en la que tanto influjo puso ejercer en lo secceriero el gobierno baja cuyo pabellón quedan en las de Cosumiel, Mugeres, Contoy, mi opinión es que evite a toda costa que los Anglo-americanos se posesionera a las referidas islas porque si cercanía no podría menos de sernos muy perjudicial; y como los Colonos allí establecidos se echarán en brazos de aquel gobierno si nosotros resisamos su ofrecimientos, no encuentro otro remedio sino que por las autoridades de esta isla se les preste toda protección, arbolandan en ella la bandera nacional, más que por ahora haya necesidad de otra cosa que establecer pequeños destacamentos de tropas y estacionar buques menores de este apostadero. En apoya de este idea podría agregar a V. E. otras razones de conveniencia publica, porque la feracidad de aquellas islas en particular la de Cosunel sería de gran utilidad por nuestro comercio e industria, a que se agrega que las pesquerías y salineras, en cuyo ramo ha fijado ya la atención el gobierno de S. M. y el cual se ocupa incesantemente esta Rl. junta de fomento como una auxilio que sería poderoso porque el renimiento de la esclavitud en las fincas, podrían tomar grande incremento por la abundancia de pescado y de salinas que hay en las costas según las informes que me ha procesado. Todo lo que diga a V. E. porque el debido conocimiento de S. M. y resolución que crea oportuna en esta materia.

Dios guarda a V. E. muchos años. Habana 14 de Abril 1848”

2. Transcripción de la copia del reporte del Comandante Topete:

“Goleta de S. M. Cristina = Estimado Señor = Consecuente al oficio de V. E. de 10 del proesimo pasado di la vela de este Puerto en la madrugada del 12 en derrota de la isla de Cozumel; tanto dicho día como siguiente navegue en su de demanda de brisa fresca del N. E. en la amanecida del 14 bajo un fuerte chubasco del N. se declare este muy duro obligándome a capearlo por termino de 48 horas habiendo en dicho intervalo desarbolado del mastelero de velacho y botalón del fok: el 17 en que tubo observación me encontré con un error de más de dos grados al N y viendo el estado poco marinero del buque a donde según el derrotero había fondeadero seguro, lo que efectivamente logré el 17 á las cuatro de la tarde : en dicho punto permaneció síes días remediando las averías, y reconociendo la isla para dar á V. E. los informes que me pide. = El 23 me hice á la vela en derrota de Cozumel costeando la isla de Cankun y en la anochecida del mismo día di fondo en el lugar de la población formado por los refugiados: acto continuo pasé á tierra y reuniendo las cabezas de familias puse en su conocimiento mis instrucciones, las que recibieron con muestras de agradecimiento, suplicando me permaneciese algunos días para que sus criados todos de la clase indígena conociesen la protección. = Viendo después que tanta gente no podría manejarse por si sola los invité á nombrar un Juez de paz y en una Junta que presidí fue nombrado por mayoría D. José Rosel. El excesivo número de refugiados los que todavía están por llegar y la escazes de víveres pasado cierto tiempo podrían dar lugar a desordenes de consideración careciendo de un gobierno protector; estas razones sin duda movieran a D. Antonio Berzara á hábleme para que pusiese en conocimiento de las autoridades de la isla de Cuba un deseo y el de todo los refugiados de que el Gobierno español como el que más derecho tiene á ello se aprovechase de aquella feraz isla pues en caso contrario tendrían que acogense al Gobierno Americano pues del Yucatán nada tenían que esperar; anadiome Dicho Bergara que de Belice escribían continuamente para que pidese la protección del Gobierno Yngles, que él no había accedido p.r el deseo que tenia de hacerlo al Espanol. = Estas rasones me disidieron á regresar á esta Capital á dar parte á V.E., por lo que en la madrugada del 2 di la vela dando vuelta á toda la isla de Cozumel, haciendo luego derrota á esta puerto en el que he fondeado en la tarde de ayer. = Restame solo añadir á V. E. que he ausiliado acompaño á V. E. la descripción de la Yslas y el croquis de la de mujeres y el padrón de los refugiados de Cozumuel. – Desearé Estimo. Sor. que todo lo espuesto merezca la superior aprobación de V. E. = Dios que á V. E. m.s a.l al bordo de la espresada en el Puerto de la Habana á 10 de Abril de 1848 = Esmo. Sor. = Juan B.ta Topete. = Esmo. Sor. Com.te general de este apostadero”

3. Mis observaciones sobre estos dos reportes y algunas citaciones de periódicos de 1848 sobre el asunto

Entonces, el Comandante Topete salió de Cozumel en la Cristina en la madrugada del 2 de Abril de 1848, dejando los 400 refugiados con algunos víveres, medicina, y la promesa a reportar a los autoridades en La Habana los deseos de ellos de estar de bajo la protección de España. En su reporte, el Comandante Topete aludió a “los refugiados que todavía están por llegar.” Esto suena como los que estaban en la isla sabían que más de sus compadres estaban en Dzilam esperando por el True Blue a llevarlos a Cozumel en su próximo viaje. Sabemos por las menciones en los periódicos del día que el True Blue estaba un visitante frecuente a los puertos e islas entre Belice y el norte de Yucatán por varios años antes y después de 1848, llevando contrabando de Belice a Yucatán. Puede ser que el True Blue estaba haciendo varios viajes con refugiados de Dzilam a Cozumel durante estos días tan caóticos.

En una carta escrita abordo la Cristina en el Puerto de La Habana el 12 de Abril dirigido a su amigo, Miguel Rodríguez Ferrer (y publicada en Revista de España, Volumen 20, 1871), el Comandante Topete explico “quedando a mi salida como cuatrocientos individuos de todos sexos y edades que han formado sus habitantes a la parte occidental [de Cozumel] en forma de bujios con el chit, que es el miraguano de la isla de Cuba.” Sabemos que una significante parte de estos cuatrocientos eran mayas, criados de los refugiados no-mayas porque el Comandante Topete escribió esto en su reporte al Comandante Primo de Rivera dos días antes. Otra parte eran niños, de acuerdo a su reporte. Aparece que había más refugiados que llegaron después que el Comandante Topete salió, porque en el padrón de Cozumel de enero de 1850 hecho por José Rosel, la isla tiene 307 habitantes, contando solo los adultos.

El mismo día que el Comandante Topete salió Cozumel, el 2 de Abril, el Capitán Glasson estaba de regreso en Campeche de Dzilam en el Falcon, escribiendo su reporte de la evacuación de refugiados que el hizo en Dzilam y la noticia que el True Blue estaba en camino a Cozumel con su carga de refugiados. Se supone que el True Blue llego a Cozumel con su segunda o tercera carga de refugiados después que el Comandante Topete salió de la isla, y estos nuevos llegados no aparecen en el padrón perdido que hizo Comandante Topete de los habitantes de Cozumel, ni están contados en su total de 400.

Anteriormente, el 29 de Enero 1848, el Comandante Jacobo Crespo y Villavicencio llego a Sisal en su pailebote de guerra español Churruca de Cuba. De Sisal él se fue a Mérida a entregar un mensaje del Comandante José Primo de Rivera y Ortiz de Pinedo al representantes del gobierno Yucateco, ofreciendo ayuda al gobierno de Yucatán. Cuando recibió estas noticias, Gobernador Santiago Méndez Ibarra pidió si Cuba podría proporcionar armas para la lucha contra los rebeldes mayas, y Comandante Crespo y Villavicencio regreso a La Habana con su petición.

El 9 de Marzo, el Comandante Crespo y Villavicencio regreso a Sisal en el Churruca acompañada con la corbeta Luisa Fernanda y el bergantín Juanita que llevaba 22,171 reales fuertes, 2,000 fusiles con sus bayonetas, 200 sables de caballería, 2 obuses de a doce de montaña con su correspondiente dotación, algunos pequeños carronadas, y 200 quintales de pólvora para el gobierno de Yucatán. Las órdenes del Comandante Primo de Rivera fueron que después de descargar en Sisal, los buques de guerra debían pasar por la costa norte de Yucatán y ofrecer auxilios y transporte a los refugiados que encentraran allí. También Comandante Primo de Rivera mano el bergantín de guerra Nervion a Sisal, con órdenes de “recorrer la costa oriental de la Península, y después de manifestar así mismo, que estos auxilios los prestaban, únicamente por humanidad, haciendo abstracción de cualquiera cuestión política, y respetando por consiguiente así la independencia y soberanía del Estado, como los principios más conocidos del derecho internacional y de gentes”.

Pero estos armas, municiones y fondos no fueron suficiente para ganar la guerra, y en el 25 de Marzo de 1848, Gobernador Méndez mando una carta a los gobiernos de Inglaterra, Estados Unidos, y España ofreciendo el domino y soberanía de Yucatán a cualquier de estos países poder salvar los Yucatecos de los rebeldes mayas. Ni una de estos países aceptó la oferta.

Un artículo salió en el periódico La España, en la edición de Madrid, Miércoles 28 de Junio de 1848, describiendo algunos movimientos de estos buques que los españoles en La Habana mandaron a Yucatán en Marzo de 1848 para prestar servicios a los refugiados. Aquí es parte del artículo que explica sus movimientos durante el 25 al 30 de Marzo:

“Los buques de guerra de la armada real habían hecho ya servicios importantes, y continuaban prestándolos á las familias que huían de la desolación general. Enterado el señor Lozano de que, después de la pérdida de Valladolid y Espina, se hallaba en las costas del E. de Sisal hasta el rio Lagartos una multitud de familias clamando por sus libertadores, dispuso que se diese inmediatamente á la vela el bergantín goleta Juanita, á fin de socorrer á los fugitivos. Este buque y el bergantín Nervion embarcaron en el rio Lagartos y en la punta de Bachiel unas 560 personas, que fueron conducidas á Sisal. En la noche del 25 de marzo visitó la corbeta Luisa Fernanda al mando del Sr. Lozano la isla de Mugeres; el 27 paso á la isla de Pontoy y el 28 se hallaba sobre la de Jolbes. De alla pasó á las bocas de Conil, donde dio fondo y mandó el comandante un bote á tierra para tomar lenguas, de cuyo reconocimiento resultó que los indios bravos al mando del sanguinario Cecilio Chi eran dueños de toda la costa hasta la boca del rio Lagartos; que los habitantes mistos de las proximidades del Cabo Catoches se habían refugiado en las islas de Jolbes y Cozumel, y que dichos refugiados no tenían necesidad de auxilio perentorio, pues habían llevado consigo suficientes armas y víveres y todas las canoas de la costa; y por último, que los bergantines Nervion y Juanita habían estado en la boca del Río Lagartos y conducido á Sisal las familias que emigraron á aquel punto. El 30 por la mañana dio fondo la Luisa Fernanda en el surgidero de Sisal, y su Comandante dispuso en el acto que el bergantín Juanita diese la vela para las islas de Mugeres y Cozumel, en donde se hallaba la goleta Cristina.”

Aparece que la Cristina había zarpeada pare Habana cuando la Juanita llego a Cozumel, porque no está mencionada en el reporte de comandante Topete. Este tiene sentido, porque debe tardar más de dos días a velar desde Sisal a Cozumel. Si la Juanita salió el 30 de marzo de Sisal y la Cristina salió Cozumel en la madrugada del abril 2, no había tiempo a reunirse en la isla. En todos modos, es seguro que la Juanita dejo suministros para los refugiados en la isla, como esto fue parte de sus órdenes de Comandante Primo de Rivera. Puede ser que Juanita recogió más refugiados de la costa de Yucatán a llevar a Cozumel también, pero no sabemos.

Los 24 (?) familias de repobladores

Hay un rumor persistente, frecuentemente presentado como historia, que dice que existe una lista de veintiuna (a veces veintidós, a veces veintitrés, y a veces veinticuatro) cabezas de familias quien fueron los fundadores del Cedral y San Miguel en Cozumel. Hoy en día, estos apellidos son reconocidos por Cozumeleños como los apellidos de los “Repobladores de 1848.” Esta lista es en realidad nada más de una compilación de 24 nombres (supuestamente de “cabezas de familia”) hecho por Profesor Álvaro Pavía Angulo en su folleto La preciosa isla de Cozumel, de 36 páginas y publicado en Mérida en 1938. Aunque Pavía dice estas personas fueron “los primeros habitantes” de Cozumel, esta información es basada solo en sus entrevistas con Cozumeleños de tercera edad. Estas conversaciones son sus únicas fuentes; esta lista de Pavía no estaba tomada de un padrón, censo, o documento histórico.

La lista de Pavía consiste de los siguientes 24 nombres:

Gervasio Novelo

Enrique Angulo

Gregorio Fernández

Juan Pio Alcocer

Casimiro Cardeñas

Cruz Rivero

Patricio Rivero

José I. Barón

Luciano Vivas

Higinio Vázquez

Manuel Antonio Aguilar

Juan Anduze

Nicomedes Martín

Tomas Rejón

Calixto Mendoza

Espiridión Esquivel

Simón Catzín

José Coral

Gil Aguilar

Girino Vega

Juan Rivero

Manuel Modesto Vivas

Guillermo Martín

David Aguilar

Pero, Pavía no incluyo José Rosel ni Antonio Berzara en su lista, dos refugiados/repobladores que fueron mencionados en el reporte de Comandante Topete en 1848. José Francisco Rosal fue elegido el primero Alcalde de Cozumel en 1849 e hizo el censo de Enero de 1850 de San Miguel. Pavía tampoco incluyo Doroteo Rejón, el sacerdote que acompaño los refugiados de Chemax hasta Cozumel y quien quedo sacerdote de la isla hasta 1881. (Rejón llego a Cozumel en 1848 con la estatua de San Miguel Arcángel, que trajo de su iglesia en Chemax.) Además, de acuerdo con la excelente investigación genealógica hecho por Profesor Veudi Vivas Valdez, esta lista de Pavía incluye, en vez de solo cabezas de familias, los siguientes niños, más un niño que aún no ha nacido en 1848:

– un señor nacido en 1870, 22 años después de 1848 (David Aguilar, hijo de Gil Aguilar)

– dos niños de 2 años de edad en 1848 (Patricio Rivero y Manuel Modesto Vivas)

– un joven de 4 años de edad en 1848 (Simón Catzín)

– un joven de 6 años de edad en 1848 (Nicomedes Martín)

– un joven de 9 años de edad en 1848 (Tomas Rejón)

– un joven de 13 años de edad en 1848 (Higinio Vázquez)

Si descuentas estos siete nombres de la lista (que obviamente no fueron cabezas de familia en 1848 y no hay ni un documento que indican que ellos llegaron a la isla en 1848 o 1849 en todas modos), tienes diecisiete nombres que queda en la lista de Pavía. Pero de estos diecisiete, solo ocho de ellos (Gervasio Novelo, Enrique Angulo, Juan Pio Alcocer, Casimiro Cardeñas, Cruz Rivero, Manuel Antonio Aguilar, Juan Anduze, y Juan Rivero) aparecen en el censo que hizo José Francisco Rosal en Enero de 1850. Los otros nueve (Gregorio Fernández, José I. Barón, Luciano Vivas, Calixto Mendoza, Espiridión Esquivel, José Coral, Gil Aguilar, Girino Vega, y Guillermo Martín) no aparecen en el censo de enero de 1850. Puede ser que estos nueve llegaron después de 1850, pero no eran parte de los primeros a llegar a la isla en 1848, ni en 1849.

El censo de enero de 1850 consiste de 162 hombres adultos (14 años de edad y arriba) y 145 mujeres adultos (12 años de edad y arriba). Como explico, solo 8 de ellos están en las dos listas, el de Pavía y el del censo de enero de 1850. Y, aunque están en las dos listas, esta no es una prueba que ellos llegaron a la isla en 1848. Puede ser que llegaron en una segunda o tercera olla de refugiados en 1849, no sabemos. Puede ser que los nombres de los “verdaderos” repobladores de 1848 están incluidos en los 307 adultos escritos en el censo de enero de 1850, pero tampoco sabemos. Hasta encontramos el censo que hizo Comandante Topete en 1848, no hay manera de ser seguro quienes fueron los “verdaderos” repobladores de 1848. Pero una cosa sí es seguro: esta lista de 24 “cabezas de familias” que hizo Pavía no es confiable y no debe ser citada o repetida por personas responsables que quieren proteger la historia verdadera de Cozumel. Nadie debe confundir la lista de repobladores relatados a Pavía por los viejitos, de sus viejas memorias equivocadas, con la verdadera historia.